En cuanto a mis intentos de simplificar mi entorno he avanzado algo, aunque poco.
- Gaveta de la cocina, esa que todos tenemos donde van a parar todas las cosillas "que un día pueden sernos útiles". Pues bien, saqué todo lo que había dentro, limpié la gaveta (que estaba llena de polvo y basurillas), y fui recolocando algunas cosas, las que realmente uso, mientras que otras terminaron en la basura.
- Encimera de la cocina: Aquí si que quité casi todo, adornos y utensilios, para dejarla lo más libre posible. Los adornos que tengo suelen ser cosas que de un modo u otro me son queridas, así que no los tiré a la basura sino que los guardé, con el objetivo de ir alternándolos de vez en cuando sin volver a exponerlos todos a la vez. Los utensilios de cocina, de los que solo tengo los imprescindibles, fueron todos a parar a una gaveta de la cocina donde siguen estando a mano.
- Libros y papelería en general: Compramos un librero nuevo y lo llenamos (¡casi todo!) con los libros que teníamos sobre los escritorios, en otras estanterías, en mesitas y en los lugares más insospechados. Esto me permitió organizar y aligerar los escritorios y la estantería que está sobre la cama, y eliminar unas cajas que teníamos llenas de papeles y libros desde que vinimos a vivir aquí hace ya más de 4 años. Soy incapaz de tirar un libro -el que me parece muy malo, lo uso como soporte para mis pinturas-, pero a la basura fueron a parar muchos papeles, las consabidas cajas, todo tipo de recibos y notificaciones viejos, y muchos de los folletos, panfletos y libritos referentes a otras ciudades que colecciono cuando las visitamos. De estos últimos guardé solo alguno para el recuerdo, porque un día quiero mostrarle a mis hijos algo de los lugares que he conocido.
Con estos intentos he aprendido que:
- Estoy muy lejos de hacer un esfuerzo diario en este sentido, pero no estoy descontenta con estos pocos avances.
- Mientras voy recogiendo y organizando me doy cuenta de que hay aun muchas cosas que puedo tirar, que no son útiles y ni siquiera son recuerdos, pero que hay una parte de mí que está ligada emocionalmente a ellas y no quiere dejarlas ir.
- Esto me dice que tendré que regresar sobre estos lugares para reevaluar lo que contienen en más de una ocasión.
- Incluso así, el cambio se nota y se agradece.
Elena
Es bueno que vayas viendo los cambios, es cierto que uno no quiere desprenderse de cosas aparentemente inútiles pero que significan un recuerdo importante de nuestra vida y como que no queremos perderlo :)
ResponderEliminarSigue adelante, supongo que faltan los cajones de la ropa :P
Miriam, hay incluso cosas que ni son utiles ni significan un recuerdo, pero que son bonitas o que alguien me las regalo pensando que podria usarlas y siguen aun empaquetadas... De estas cosas quiero desprenderme pero aun no estoy lista para hacerlo. Lo mejor es que ya empece!
EliminarSi, el armario... enorme tema pendiente! :)
Quizá si encuentras a alguien que pueda sacarle provecho no te sea tan difícil el desprendimiento :)
EliminarEl armario es el eterno problema, jeje.
Besos!
Tiene razón Miriam, si puedes darle a otra persona, que quizás si los necesite, te sentirás feliz de haberte desprendido de cosas que no necesitas, yo solía acumular cosas, pero a mis años, un día me pregunté, cuando yo ya no esté, que harán con esto, que a nadie le interesa, solo a mi, y como tu lo estás haciendo, comencé a desprenderme de cosas, hoy tengo solo lo que uso, lo único que conservo, son los libros, aunque algunos que ya leí y releí, los he donado a la biblioteca, para que sirvan a otras personas.
ResponderEliminarUn consejito Elena, que no te dé por desprenderte de ese hombre tan maravilloso, dicho por ti, que tienes por compañero, ja,ja,ja
Me imagino, que primero te desprendes de un libro que de él.
No me desprenderia de el nunca, Ylba! Cada dia me refuerza la opinion de que es maravilloso, lo mejor que me ha pasado en la vida!
EliminarBesos!